miércoles, 24 de diciembre de 2014

El dolor de Amalia.

— ¿Alguien quiere pasar a leer lo que escribió?
La voz del profesor Víctor Rodríguez recorrió el aula en segundos y se apago tan rápido como había comenzado a sonar.
Tener 17 años no les servía de mucho a los alumnos de sexto 1°, ya que al momento te de leer lo que habían escrito para Literatura, se morían de vergüenza, no literal claro.
Una joven de nombre Amalia, estaba sentada sola en la esquina del fondo del aula, su pupitre estaba junto a la ventana. Ella había oído al profesor y no tenía problemas en ponerse de pie e ir al frente del aula a leer lo que había escrito. Pero la verdad era que el cielo se veía más lindo que leer frente a un aula, donde la mayoría eran idiotas que, desgraciadamente, no habían madurado todavía.
— ¡Vamos, no sean vergonzosos! ¿Quién quiere pasar a leer lo que escribió?, — volvió a insistir el profesor.
Nadie respondió.
El profesor miraba al aula con una expresión en su rostro de una pequeña desilusión, esperaba un poco más de sus alumnos.
Una mano se levanto en el fondo del aula. Todos giraron la cabeza al unísono para ver a la callada, fría y distante Amalia levantar la mano al aire…
Era algo demasiado estrafalario, raro, extravagante, anómalo. La joven ‘Castaña’, como la habían apodado por su cabello castaño, sus ojos castaños y su piel morena casi castaña, jamás levantaba la mano. Hacía ya un año y medio que ella había empezado a actuar así: lejana, fría, indiferente. Nadie sabía por qué era así o por qué de un día para el otro había empezado a ser así, y nadie quería preguntar tampoco.
Ahora Amalia alzaba la mano derecha, ofreciéndose voluntaria para leer frente al aula.
— Yo quiero leer profesor, —la voz tenía el tono habitual: desinteresado, como si ya lo hubiera vivido y visto todo.
El profesor Víctor estaba atónito, sorprendido, asombrado ¡La alumna más reservada que tenía acababa de ofrecerse para leer!
— Pase al frente señorita Amalia, —dijo el profesor lo más amable y neutral que puedo. No deseaba que se notara el asombro en su voz.
Poniéndose de pie, Amalia camino en silencio y a paso desganado hasta llegar al lado del escritorio del profesor Víctor.
El profesor carraspeo.
— ¿Qué es lo que escribiste Amalia? —Pregunto más sereno.
— No lo sé, —respondió una sincerada Amalia —. Supongo que algo.
— Bien, ¿tiene título?, —Amalia asintió —. Entonces puedes decirlo y comenzar a leer.
— Título: ‘No me duele’ —un compañero de Amalia hizo una broma grosera respecto al título y el profesor lo regaño, ella sólo suspiro con cansancio, se preguntaba por qué sus compañeros eran tan idiotas —. Autor: Yo, —continuo.
Por un momento Amalia hizo silencio, no tenía vergüenza de leer frente a la clase. Era otra cosa. Quizás qué lo que iba a leer era algo personal. No estaba segura. Desdoblo la hoja, tomo aire y se dispuso a leer.
“Veo por la ventana al cielo y las estrellas.
El cielo se ve cristalizado. Quizás sean mis húmedos ojos los que hacen que lo vea así.
¿Hace cuánto que te fuiste? Me gustaría saberlo.
Me encuentro una vez más contándole mis problemas a la pared.
Todo normal, nada extraño paso. Sólo te fuiste, nada anómalo. Las personas se van, terminan partiendo a un lugar o a otro, las personas parten y cuando una persona parte, parte para nunca más volver. Me acostumbraré a que no estés, creo que lo hago.
En serio, no me duele, sólo es el recuerdo que a veces regresa. Como sombra que nos acompaña, el recuerdo no es más que un fantasma.
El espejo me entiende cuando hablo sobre él. Me escucha y creo que me comprende, sabe todo sobre mí.
La vida sigue, el camino se torna angosto y día a día me digo “continúa niña, continúa que todavía falta mucho para el fin del pasaje”  
Y sigo adelante, pero a veces el recuerdo reaparece.
En serio, no me duele, sólo es mi corazón que a veces te recuerda, sólo es él, mi corazón que anhela aquellas caricias.
Todavía guardo las cartas que me escribiste, palabras tan hermosas no se quieren ir. También conservo en mi memoria aquellos sueños que compartíamos, los que dijimos que juntos cumpliríamos.
Siento que hubo cosas que dijimos demás y cosas que nos falto decir. Siento que fueron demasiadas las canciones que juntos escuchamos, de vez en cuando las vuelvo a escuchar, son muy hermosas para dejarlas en un olvido del pasado que no existe.
Los libros que leímos no quedaron en el olvido, a veces los leo por los dos, aunque ya no estés.
Tantas promesas en vano las nuestras, tantos sueños rotos. No fue más que una ilusión, porque ya estas lejos, demasiado, para cumplir lo que prometimos.
No me duele, te juro que no me duele, es mi corazón que no olvida. No puedo olvidar, el pasado siempre me acompaña, no existe el olvido y por eso mi corazón te recuerda…
No me duele, juro que no me duele. No sé porqué lloro, pero no es por dolor, porque el que no estés no me duele y enserio lo digo no me duele…”
Una vez que Amalia acabo de leer, notó que tenía los ojos algo húmedos. Levanto la vista del papel y vio a sus compañeros sumidos en un extravagante silencio, y penetrándola con la mirada, algunos de ellos tenían los ojos húmedos. Incluso el profesor Víctor tenía los ojos húmedos.
— Es muy hermoso lo que escribiste Amalia, —alabó el profesor. — ¿En qué te inspiraste?   
Amalia volvió a bajar la cabeza a la hoja.
— En mí profesor, en mí me inspire, —tenía la voz al borde del quiebre, pero no se iba a quebrar frete al aula.
Camino cabeza baja hasta el pupitre.
El aula se había sumergido en un silencio fuera de lo habitual, un silencios que poco a poco, y para suerte de Amalia, comenzó a romperse hasta que el aula volvió a ser el de antes.
Amalia volvió la vista al cielo a través de la ventana.

— No me duele, sólo es el recuerdo… —Susurro al aire. 


Para todas las Amalias del mundo. 

jueves, 11 de diciembre de 2014

Intolerante

Siempre estar ahí para todos, ese es mi trabajo, una tarea impuesta por misma, para sentirme bien, pero cuando las cosas van mal, me doy cuenta de que nadie, nunca, va a estar para mi como yo lo hago con otras personas, me doy cuenta que no todo el mundo es como yo... Entonces empiezo a sentirme agobiada, estresada, me vuelvo cada vez más intolerante hasta el punto de no tolerar ni el más mínimo toque de sarcasmo o indiferencia. No quiero ser así, desearía volver a ser la persona alocada, sin problemas, que sonríe y ayuda a todo el mundo, en lugar de la estúpida que no es capaz de soportar a nadie ni de darse cuenta de las cosas que el resto hace por ella. Desearía ser un poco más considerada, pero mi otro lado me está ganando y parece que, de repente, ninguno de mis amigos es mi amigo, pareciera que, por más fuerte que grite, no van a venir a salvarme de la oscuridad que me devora poco a poco, porque nadie va a entender jamás lo que pasa por los laberintos de mi mente.


lunes, 8 de diciembre de 2014

Noche de tormenta

Era una noche oscura, yo estaba en mi habitación, no podía dormir a causa de la tormenta, los rayos siempre me asustaron. En esa época, yo vivía con mi Tía Antonia en un castillo antiguo a las afueras del pueblo, cerca de un bosque. Bajé las escaleras de madera labrada, me dirigí a la cocina a buscar un vaso de leche, eso siempre me ayuda a dormir. Luego volví a mi habitación, cuando estaba en el pasillo que dirigía hacia mi cuarto, la casa estaba decorada al estilo de la época isabelina, con distintos tonos de verde esmeralda. De pronto, escuché que se abría una puerta. Un rayo iluminó el pasillo a través de uno de los grandes ventanales de cristal; me di media vuelta y detrás de mí, en la puerta de su habitación, se hallaba Tía Antonia con su ropa de cama.
-¿No puedes dormir Bianca? – Me preguntó con tono amable.
-No tía, me es imposible dormir con esta tormenta – Exclamé con pesar.  Tía Antonia me acompañó al cuarto, me acosté y ella se sentó a mi lado. Nunca me había fijado realmente en ella, ahora que la veía, tenía un gran parecido con mi madre, aunque Antonia en realidad era mi tía-abuela. Tenía un aspecto maternal sentada allí a mi lado.
-Te contaré una historia – Me dijo con expresión tierna.
Sonreí y la miré atentamente, ella comenzó su relato.
-Hace mucho tiempo, en este castillo, en la época de los grandes vestidos y los carruajes, vivía una hermosa doncella, era hija de un importante conde. Era hermosa como una flor de primavera, con su cabello rojo como una hoguera y sus ojos tan verdes como esmeraldas. Ella no era feliz, ya que su padre, el Conde Henry, quería que se casara con un el hijo de un Gran Duque, un joven engreído y adinerado, pero ella se negaba. A Emma, porque así se llamaba, le gustaba soñar con que algún día encontraría a alguien y se enamoraría a primera vista. Una tarde soleada, ella estaba acostada en el pasto, mirando el cielo azul, cuando de pronto escuchó un ruido proveniente del bosque cercano a ella. Se levantó con rapidez y vio a una bestia enorme y gris, salió corriendo, pero con su hermoso vestido de seda lila no podía correr demasiado, la bestia estaba a punto de alcanzarla cuando ella lo vio, era un hermoso joven de pelo negro azabache y hechizantes ojos azules. El joven sacó su espada y enfrentó a la bestia con fiereza. Entre ataques y contraataques logró herir a la fiera y ganar la batalla.

- Buenos días preciosa dama – dijo él con voz aterciopelada – Mi nombre es Nick Singht
Ella había quedado embobada por el ilustre caballero que tenía a su lado.
- Mi nombre es Emma – dijo ella dulcemente – y le doy las gracias, noble caballero, por salvarme de tan terrible bestia
El joven sonrió – No soy un caballero mi lady, soy el simple hijo de un herrero – dijo él con amabilidad.
- Se lo agradezco de todos modos – dijo ella – sin importar de donde venga, usted será siempre un caballero ante mis ojos.
- Déjeme llevarla a su castillo hermosa doncella – dijo él y le tendió una mano.
Cabalgaron hasta su casa, ella estaba completamente hechizada, pero cuando llegaron, los estaba esperando su padre en la entrada.
- ¿Dónde has estado Emma? – le preguntó
- He ido al bosque a leer padre, y me ha atacado una bestia salvaje. Este honorable caballero me ha salvado – le dijo ella.
- Él no es un caballero Emma, es el hijo del herrero – dijo con desprecio – deberías alejarte de él
- No padre, él me ha salvado – dijo ella con tono de súplica
Pero su padre tenía ya el ceño fruncido – Vete adentro Emma, ahora – dijo en tono duro
Ella hizo lo que su padre le decía, dedicando una mirada de despedida al joven Nick.

Estaba ya en sus aposentos cuando escuchó a su padre entrar
- Emma, quiero que hablemos – le dijo – no debes estar con esa clase de gente. Una futura duquesa no debe ser vista con un herrero
- ¿Futura duquesa padre? ¿Y donde estaba mi duque cuando fui atacada? Él ni siquiera me conoce, en cambio, Nick me salvó – dijo ella con firmeza
- No me importa que te haya salvado Emma, no lo volverás a ver ¿has entendido?
Ella agachó la cabeza y asintió tristemente. Vio a su padre salir de la habitación y no pudo evitar que se le cayeran las lágrimas. Decidió que lo vería igual, aunque tuviera que ser a escondidas.
Al otro día, fue al mismo bosque y vio a Nick. Ella le contó su plan, para seguir viéndose, y mientras tanto, él trabajaría con su padre en la herrería, así ganar dinero y escapar juntos.
La tarde en la que iban a escapar, Emma lo preparó todo y fue a encontrarse con Nick al bosque. Estaba feliz de lo que pasaría.
Lo encontró allí, sentado sobre su caballo, preparado para escapar con ella. Cabalgaron durante la tarde, cuando ya estaba atardeciendo, escucharon cascos de caballos galopando y el estruendo del metal de las armaduras. Nick aceleró el galope, pero una flecha alcanzó su caballo. Cayeron y Emma quedó debajo del animal sin vida, sin poder mover las piernas por el peso de este mismo. Vio allí, con los ojos llorosos y gritando con desesperación, como una de las espadas de los hombres de su padre atravesaba el corazón de su amado Nick. Salió con toda la fuerza que pudo de abajo del caballo y corrió hacia el cuerpo de Nick, lo vio allí, al borde de la muerte.
Sus ojos azules tenían un poco de luz aún – Te amo Emma, siempre lo haré – dijo sonriendo con su último aliento. Devastada, ella lo abrazó y luchó por que los hombres de su padre no la despegaran de su cuerpo, pero al final lo hicieron.
Al día siguiente, ella estaba sola en su habitación, con los ojos enrojecidos de llorar y los labios ya secos. Su padre entró a la alcoba con paso apresurado.
- Te casarás dentro de una semana con el hijo del Gran Duque Massarie, no hay vuelta atrás, te quiero lista para la tarde, vendrá tu futuro esposo a visitarte – dijo sin una sola señal de sentir pena por su hija y salió del cuarto.
Ella no pudo soportarlo, se tiró sobre el suelo llorando y gritando.
Por la tarde, llegó Alexander Massarie con la esperanza de ver a su prometida, a la que consideraba un trofeo, ya que Emma era una de las doncellas más hermosas del pueblo.
Pero cuando entraron a la habitación de Emma, encontraron su cuerpo inerte sobre el suelo y trozo de espejo roto en su mano. Ella se había cortado las muñecas, y allí, en el piso, se veía tan hermosa que parecía una muñequita de porcelana. Su pelo estaba brillante de nuevo y tenía una sonrisa en el rostro. Ella había muerto feliz, porque se había reunido con su amado.
Por las noches, desde esta alcoba, se los suele ver al borde del bosque, no descansan en paz pese a las injusticias por las que murieron, pero son felices estando juntos -
Para cuando Tía Antonia había terminado el relato, me dejó sola en la habitación. Ahora no podía parar de pensar en los dos enamorados. Mire por la ventana y vi, a lo lejos, en el borde del bosque dos figuras. Me gustó pensar que eran ellos. Comenzaron a pesarme los ojos y me sumí en un profundo sueño. Esperaba que, al otro día, Tía Antonia tuviera más historia que contar sobre este viejo lugar que ahora me gustaba un poco más.

FIN

Miénteme

Miente, dime que alguna vez me quisiste.
Dí que te importé en su momento, que nunca me olvidarás. Dime que me besabas porque me querías, dime que todas esas cosas bonitas que decías al menos las sentías. Dí que enserio te sentías mal al hacerme daño, que al menos no consideraste lo nuestro una pérdida de tiempo, dí que era enserio cuando me decías que podíamos llegar a algo. Dilo, no importa que sea mentira, quiero escucharlo salir de esos labios que antes besaba, quiero que me mires a los ojos y me lo digas, quiero ver lo bien que mientes, pero sobre todas las cosas, dímelo para que me lo crea, para que cuando te vayas yo quede feliz. Miénteme solo para no hacerme llorar, miénteme para ayudarme a superar la herida abierta que dejarás, miénteme, porque si no lo haces y me dices la verdad, si me dices que lo nuestro no fue más que una ilusión, estarías quebrándome en pedazos, estarías creando una gran herida abierta, dejarías el vacío en mi pecho, en el lugar donde se esconde el corazón que robaste.


Monster

Sentirse sola, incluso estando rodeada de gente. Saber que nadie, nunca te conocerá. Saber que ninguna persona cuerda se adentraría en el abismo de tu mente. Nadie intentará detener la guerra en tu cabeza, nadie luchará contra tus demonios que, día a día, te consumen un poco más. Si la gente se asusta al ver solo un atisbo de tu verdadera personalidad, ¿qué crees que harán cuando vean al monstruo que llevas dentro?


jueves, 27 de noviembre de 2014

La chica que está parada en la luz

Hoy soñé con ella.
No es la primera vez que lo hago. En las últimas seis semanas he estado teniendo los más maravillosos sueños que un adolescente de 15 años pudiera tener con la chica que le gusta.
Ella en verdad me gusta. Es tan diferente, diferente a mi mundo, a las chicas de su edad, diferente a lo diferente. Siempre creí que no había persona única en el mundo, pero ella si lo es. No hay nadie igual.
Los sueños que tengo con ella son letárgicos, hermosos, sutiles, muy delicados, dulces, intensos.
Siempre me levanto tieso, sin ganas de moverme, deseo poder seguir en el sueño. Pero la realidad me llama y no es para nada mala, porque en mi realidad está ella lo que hace a la realidad perfecta como a los sueños.
Ella es alta, melena castaña, larga y ondulada. Tiene mi edad, su piel es suave como la de un bebé. Se ruboriza muy fácil, la sonrisa que tiene es sincera, pura y de pura felicidad. 
Los labios, dios, sus labios, carnosos y fáciles de besar, de un color rosado casi lila. Tiene pestañas largas.
Los ojos son de color té, le brillan siempre, como si la felicidad que posee fuera infinita.
El mentón es redondeado, al igual que su cara seráfica y su vientre. En la mejilla derecha tiene un lunar que la hace lucir sexy, más de lo que ya es. Tiene unas piernas hermosas. Es perfecta.
Me pregunto siempre lo mismo ¿Cómo es que una chica tan perfecta llegó a fijarse en mí?
Recuerdo la primera vez que soñé con ella... fue el mejor sueño que Morfeo pudo haberme enviado.
 Ella estaba parada en un puente en el mejor atardecer del mundo, un haz de luz dorada le iluminaba el sutil y tierno rostro. Vestía un jean blanco y un buzo canguro del mismo color. Al verme llegar me sonrió como si me esperara, como si supiera que iba a llegar.
Cuando estuve a su lado, estiró la mano y yo gustoso se la tomé y entrelacé nuestros dedos. No pude resistirme más y le bese la mano. Con su otra mano ella acarició su piel que había sido recién besada, sujetó mi rostro con delicadeza y me besó. Fue el mejor beso del mundo, en el mejor atardecer del mundo.
Luego comenzamos a caminar tomados de la mano hacía el atardecer. En todo el camino ella no se corrió de la luz, siempre estuvo parada allí, en la luz.

Ahora camino por la vereda. Hay nieve en el suelo, hace frío. Mis manos están en los bolsillos de mi campera rompe-vientos negra, por suerte tengo guantes. Exhalo por la boca y sale el típico vapor que nos sale cuando hace frío, el mismo vapor con el cual cuando éramos niños jugábamos fingiendo fumar.
Al final llego al lugar, al puente, voy hacía él y tomo asiento en un banco, antes lo limpio quitándole la nieve. Anoche nevó y ahora hay nieve por doquier.
Me siento ahí y me sumerjo en mi extraño mundo de ensueños, sueños, realidad, amor, amistad, felicidad y esperanza. Sonrío, me encanta esto. El sol se está poniendo, pronto serán las seis de la tarde.
Miro por donde vine y la veo venir hacía mí con la luz del sol alumbrando su cara. Sus labios están curvados en una media sonrisa, sus mejillas están sonrojadas por el frío, el gorro de lana color borgoña cubre su cabeza, el pelo lo tiene suelto.
Lleva una campera parecida a la mía y guantes negros como los que llevo. Un jean azul oscuro y botas de cuero color chocolate. Se ve preciosa. Ni una princesa ni un hada, ni un ángel, menos una diosa, ella simplemente es ella.
Llega al lado mío y estira la mano para que se la agarre. Y eso hago. Me quita el gorro negro con su otra mano y deja caer mi cabello azabache que esta algo crecido. Le sonrío y le doy un beso.
–Vamos– dice–. Nuestros amigos nos esperan, hay que festejar la navidad lo mejor posible, y que mejor que estar con amigos, ¿No lo crees? –. Asiento.
–Claro que lo creo –respondo –. Y mucho mejor si estoy contigo.
Comenzamos a caminar hacía al atardecer, como en mi sueño.
Estoy tomado de la mano de la chica, ella es la chica con la que sueño, la que siempre camina en la luz, la perfecta demostración de felicidad, luz, amor y esperanza.
Tomado de la mano, de mi novia, la chica de mis sueños (literalmente), la chica que está y estará siempre parada en la luz. Siempre estaremos en la luz con esperanza.


Para: Emma Luana Magalí Morel Fernandez, quien camina en la luz. 

viernes, 21 de noviembre de 2014

Surfer calavera ha terminado su espera.

Llegó hasta la orilla caminando con su tabla y las lágrimas de sudor que se derramaban por su pecho. Menuda mañana , pensó. Dejó su tabla en la arena y se dejó caer en ella. Ese mismo día podía ser uno de los mejores de la temporada solo había que arriesgarse. Ya había unos cuantos en las olas haciendo de los suyo. Como lo hacía todas las mañanas de su vida , se levantó y nadó varios metros adentro, para calentar un poco. Toda su vida habría sido siempre lo que él quería , disfrutar de su familia y amigos. Y surfear en la waikiki beach,su lugar natal. A pesar de que era feliz , él esperaba dejar una huella en este mundo pues lo normal no le emocionaba, su vida era más que normal , muy normal. Pensó que algún día llegaría algo que cambiaría su vida pero... ¿Cuando?
Al salir del agua, para luego entrar en carrera, se encontró con Cloe. Una de sus mejores amigas y quizás m,as que eso:
- ¡Eh! ¿Como va John?
-Bien , ¿Y qué tal tú, Cloe?
- Te noto algo diferente... ¿Ha pasado algo?
- Algo está por pasar.
Así de rápido se alejó John , astuto y canchero que había dejado impresionada hasta incluso a la seductora Cloe.
Se lanzó sobre su tabla y nadó hasta lo profundo.Luego, miró su reloj que marcaba las 11:45 AM, ya era hora. Vió que se aproximaba su oportunidad , la ola que destacaba en sus ojos.
Ya próximo a la ola , se dió media vuelta y nadó lo más rápido posible. Lo había logrado, estaba dominando la ola más violenta de toda la temporada. Todo iba perfecto hasta que al llegar al final algo extraño sucedió. Claro que él no creía en las historias que le contaba su "Momma ".  ¡Por dios santo! , era él , vino a buscarme. Entonces vió que tal vez ese era su fin , pero había un forma de evitarlo, forma peligrosa, pero lo había. Lo único que le quedaba para escapar de fennicious (Forma que tenían de llamar a la muerte en su pueblo) , era desafiar sus limites humanos y desafiarlo a una batalla naval. Fue entonces que restableció su cabeza en donde estaba, se deslizó cada vez más al borde para aumentar la velocidad , y  cuando estaba por llegar a la cima de su meta, cayó.
Quedó suspendido en las profundidades del mar. Abrió los ojos y vió como los rayos del sol atravesaban el agua cristalina de lo que tal vez sería su último día en la tierra.
Divisó su tabla. Nadó hasta ella y salió flote arriba. Pero... había visto a fennicious cómo podía ser real. Entonces, comprendió el mensaje. Su acto de valentía había sido premiado. El día que Momma le había dado su jerjas , le dijo que este llevaba con él la valentía que tenía dentro, ya que algún día iba a ayudarlo. Sintió una fuerte nostalgia por dentro que le partía el alma.
Al llegar a la orilla todos estaban allí , lo observaban como si fuera un fantasma, que en cierto modo era. Su madre le dijo:
- ¿Estas bien hijo John? Creí que ya no regresarías, vamos a casa, ven.
- No he regresado madre, nunca me fui, estoy aquí y siempre lo estaré , esta es mi casa madre.
Tiró su jerjas al mar , que junto con él , su tabla y su alma quedaron suspendidos en el mar.
                                                                                                                               
                                                                                                                             #Cathe

domingo, 2 de noviembre de 2014

Catrina

La muchacha tocó el frio y húmedo adoquín que cubría la calle por completo con la punta de sus pies.
Su falda escarlata hacía juego con su extraño sombrero, en el cual una gran pluma negra descanzaba, aclamando la atención de la gente que se detenía a su alrededor, dispuesta a hacer lo que fuese por un favor de la joven exéntrica.
Ella siguió caminando hasta la plaza central, donde la feria se alzaba en todo su esplendor, como todos los dias.
Buscó un puesto vacio donde dejar sus cosas, y comenzó a prepararlo.
La seda fria roja y negra sólo servían para llamar la atención. Porque eso buscaba.
No puso nada sobre la mesa, salvo su sombrero rojo y exuberante dado vuelta.
Su cabellera negra y ondulada se sacudió con el viento, y sus ojos del mismo color, brillaron con el reflejo del ardiente sol.
La música se hizo presente en todo el lugar. Las panderetas, los tambores y la guitarra que eran acompañados por los cantos de alguien, causaban los movimientos involuntarios de algunas personas, como los de la joven parada detrás de su puesto.
Sacudió la cabeza al compas de la música, y las nubes se apartaron, dejando el cielo despejado por completo. Sus manos se deslizaron sobre las marchitas plantas de a su alrededor, justo cuando un lirio rojo florecía, y sus pies se movían con ritmo, imitando el paso de la gente que se apiñaba a su alrededor, deseosos de apreciar un espectáculo como el que ella prometía. Una mirada bastó para que sus viejos zapatos de bailarina volvieran a ser del mismo azabache que su largo cabello y el lazo recuperara la intensidad del escarlata de su falda.
Las monedas pequeñas, grandes, relucientes y sucias fueron cayendo sobre el sombrero a medida que pasaba el tiempo.
Ella sonreía y seguía vendiendo ilusiones, como había aprendido hace tiempo.
Sus uñas barnizadas desprendián un delicioso aroma extraño y su encantadora sonrisa vendía más que sus trucos.
Ella permaneció haciendo favores durante toda la tarde, sonriedole a la gente y disfrutando las melodías que sonaban en la plaza, entre carcajadas y charlas.
Había necesitado sacar las monedas del sombrero y meterlas en su bolso dos veces.

Entrada la noche, los puestos habían ido desapareciendo, siendo reemplazados por las luces de las farolas, y la música se había vuelto más insistente, pidiendo que la acompañen en una danza de sonrisas.
La muchacha guardó el dinero en su bolso, contenta con lo que había ganado aquella tarde, y se dispuso a marcharse lejos de aquel animado lugar, cuando una mano jaló de su brazo, atrayéndola a la multitud de cuerpos que se movían sin prisa aparente.
Del cielo se escapó un rugido feroz, anunciando la cercana lluvia. Intentó escapar de aquel lugar, alarmada por la tormenta que se avecinaba, pero la mano del joven que la tomaba del brazo no estaba dispuesta a soltarla. Quería bailar.
Indicó con un gesto de manos que debía marcharse, y el muchacho la soltó, despidiéndose con una cómica sonrisa.
Ella levantó el sombrero que se le había caido apurada, se acomodó el bolso, y corrió.
Debía alejarse de aquel lugar.
Las gotas de agua comenzaron a caer, y a nadie le importó, hasta que el lirio rojo volvió a convertirse en la planta seca que solía ser, y la hermosa joven de risos dorados volvió a tener más de sesenta. Los zapatos azabaches de la muchacha se detiñeron, las plantas del parque volvieron a marchitarse, la música dejó de resultar atrayente, el pequeño puesto que ella había montado se desmoronó, la elegante vestimenta del muchacho de sonrisa cómica volvió a convertirse en un montón de harapos sucios y gastados.
Todo había vuelto a como era antes de que la muchacha montara su puesto en la plaza para vender ilusiones.
Salvo porque habían perdido su dinero.
Mientras tanto, saliendo de aquel pueblo en el medio de la nada, una muchacha de sombrero exuberante y mirada oscura iba pacíficamente en su carro.
La lluvia la había alcanzado, y su brillante y negro cabello había ido perdiendo color hasta caerse por completo. Sus ojos, dos cuencas vacías y oscuras, repletas de odio y astucia, observaron sus esqueléticas manos mientras encendía un cigarro.
Le habría gustado sonreir, ante todo el dinero que descanzaba en su bolso, pero no podía hacerlo. No tenía labios.
De hecho, salvo por su elegante carro y su bolso lleno de monedas, no era más que una simple calavera garbancera con un sombrero exuberante.

Atte. Howl

viernes, 31 de octubre de 2014

El Límite, Mi Fin

-Mírate, no eres nadie ...- dijo ella con rencor. Al no recibir respuesta alguna, resignada, dio la vuelta y se dirigió al baño.
Podia esperar esas palabras de cualquier persona, pero no de ella, no lo aceptaba y me negaba a hacerlo.
Sentía odio.
Odio hacia todo lo que en realidad amaba, estaba segado, definitivamente ciego al amor que sentía por ella, a mis celos, a la mujer que me había hecho feliz, a la que me había traicionado.
Comenzó a invadirme el odio y el rencor, cada vez mas y mas, no podía controlarme.
Por esa razón tome la decisión. Iba a matarla.
Si ella no podía ser feliz conmigo, no lo seria con nadie.
Fui a la cocina y tome una cuchilla, la mas afilada que tenia.
Ella aun no había salido del baño, ese lugar donde siempre se encerraba y lloraba después de cada pelea, pero esta era la ultima, la ultima para los dos.
Camine hacia la habitación y me senté en el borde de la cama, estoy decidido a hacerlo, nunca pensé que mi amor hacia ella, pudiera hacerme llegar al hasta el límite, pero lo hizo.
De repente escuche el  ruido del cerrojo de la puerta girando.
Me puse de pie y fui hacia ella con el arma en la mano. Quede de frente hacia ella, con casi tres metros de distancia, ella clavo la vista en mi arma y luego en mis ojos.
Sus ojos eran de un azul intenso, fríos, pero a la vez tan cálidos, llenos de odio pero con cierto temor. Me dirigí hacia ella, con paso lento pero decidido. Ella solo se limito a mirarme. Quise tomarla del brazo pero ella no me dejo, comenzamos a forcejear un buen rato, pero ella ya estaba cansada, entonces la tome del cuello clavándole las yemas de mis dedos en él y la sujete contra la pared.
La presionaba lo suficiente para dejarla inmovilizada pero no tanto como para asfixiarla. Levante el arma con el que iba a ejecutarla, la coloque en su cuello y por ultima vez la mire a los ojos.
Estaba destrozada.
Que estaba haciendo me pregunte, este no soy yo, había perdido el control.
Ese odio, ese rencor se había apoderado de mi.
En ese momento me empezó a invadir una ola de recuerdos. Luego me di cuenta que habían comenzado a descender algunas lagrimas por mi rostro.
Iba a matar a la única mujer que había amado.
La única que me había enseñado lo que es el amor, la única que me había amado, la que por un tiempo me había hecho el hombre mas feliz del mundo. A aquella mujer iba a matar.
No podía hacerlo, yo a pesar de todo la amaba, estaba cegado por el rencor pero no era solo su culpa, también era la mía.
Retire la cuchilla afilada de su cuello y la arroje hacia un costado.
Luego abrí mi mano y la solté.
Ella cayo al suelo de rodillas, se puso de pie y se dirigió hacia la puerta, cuando llego, ella volteo, me miro y me dijo:
-Lo siento ...- bajo la mirada y salio por esa puerta. Esa puerta por la nunca volvería entrar, yo lo sabia.
Ella jamas regresaría, esa era la ultima vez que la volvería a ver.
Me dirigí nuevamente a la habitación, me senté en la cama, junto a mi mesita de luz.
No podía, no podía asesinarla, ella era ese ángel cruel que le daba sentido a mi vida, pero ya no, ya no era nada, solo un recuerdo, algo que flotaría por siempre en mi mente.
Ella seguramente podría vivir sin mi.
Pero yo no.
Yo no iba a aceptar vivir sin ella, no iba a hacerlo, ni ahora, ni nunca, me niego rotundamente a aceptarlo. Por esa razón, abrí el ultimo cajón de mi mesita de luz, metí la mano hasta el fondo y saque un arma. No pude matarla, pero tampoco tengo el coraje de matar el amor  que siento por ella.
Juré amarla, jure protegerla, jure nunca hacerle daño, pero aun así no cumplí.
La lastime, la lastime de manera que jamas las cicatrices que le deje podrían ser sanadas y me arrepiento de haberlo hecho, pero no hay marcha atrás.
Ya no.
Este es el fin, mi fin.
Coloque el arma a un costado de mi cabeza, recordando quien era ella y quien fui yo.
Y tire del gatillo.

Atte: #Brenda.

lunes, 27 de octubre de 2014

Estado de fuga

Era una tarde pesada y brumosa de las que ella detestaba. Estaba sentada en el banco del patio de su recreo mientras pensaba en la vida de todos los adolescentes que se encontraban allí con un pasado y un futuro similar que todos tenían.Observó la forma de hablar y los rasgos de cada uno , todos muy diferentes pero a la vez muy similares.<< Personas que el destino unió por casualidad>>- decía su cabeza , pero sin embargo su corazón decía otra cosa. Por dentro sentía que todo ello ya lo había vivido , ya los conocía, a todos , todos ellos. No era casualidad que estuvieran junto con ella. Había tanto que preguntarse y claro que a veces se sentía algo extraña en este mundo. Demasiado curiosa para él, quizás. Diferente era la palabra que mejor le quedaba , y aunque a veces no intentaba serlo no podía con ella misma. Entonces observo nuevamente a todas esas personas, vivían sin saber de donde provenían o porque estaban allí , que era la vida , que era un humano. En realidad no entendía nada de eso y ellos tampoco. Se sentía como un pez arrastrado por la corriente , llegó a esa instancia de su vida sin saber como y creía que nunca encontraría respuestas a esas preguntas si la vida era eterna. Probablemente estaba en lo cierto y nunca las encontraría. Se esforzaba tanto por entender lo que la rodeaba , quien era. Para intentar entender , juntó todo su conocimiento sobre lo que sabía acerca de los orígenes de la tierra , miró un punto fijo y se concentro en él. Así fue que en el intento de entender que era su alma se transporto a un lugar desconocido de su mente, algo que nunca había sentido.Su cuerpo seguía allí hipnotizado , en mismo patio en el que se encontraba todos los días , con gente que nunca podría imaginar todo lo que ella estaba pensando.
Al intentar volver donde estaba , la cabeza empezó a darle vueltas ¿Qué era todo ese murmullo? ¿Y esa gente? Agachó la cabeza , observó sus piernas. ¿Quién era? de repente ya no recordaba su nombre, ni su edad ,ni donde estaba ¿Como podría haberle sucedido eso?.Tampoco recordaba en lo que estaba pensado. La complicada y curiosa adolescente había caído en algún tipo de amnesia. Apretó los puños muy fuerte y pensó en su propia identidad, lo recordó, logró escapar de las trampas de su cabeza. Aún así todo continuaba y seguía igual. Era triste y aburrido que no pudiera compartir eso con ninguna de las personas que estaban en su entorno.Tal vez era hora de pensar menos y vivir más. Hay quien dice que nunca se debe desafiar a la lógica.
                                                        #Cathe 

miércoles, 22 de octubre de 2014

Hola soy Cathe.

¡Hola soy Cathe! Me llamo Catherina tengo 15 años , nací en Buenos Aires. Toda mi familia es de decencia italiana de ahí proviene mi raro nombre. Soy bailarina clásica desde los tres años y apunto a metas altas. Me encanta leer , sobre todo ciencia ficción y lo que tenga que ver con los ángeles caídos. Unas de mis sagas favoritas son dark divine y hush hush. Soy del signo escorpio, el perfecto amigo pero también el perfecto enemigo. En cuanto a música  la palabra "rock" lo describe todo haciendo excepciones por cosas que sean muy hardcore. Hasta ahora todo lo que escribía era semi-privado ya que mucho de lo que escribo se basa en hechos reales , así que estoy muy ansiosa por empezar a escribir. Espero que les guste lo que escribo :)
 "Y que la suerte este siempre de vuestro lado"
                                                                         
                                                                                                                                                                                                                                                                      #Cathe.

martes, 21 de octubre de 2014

El despertar de una mujer

Era una mañana fresca, no hacía mucho calor pero ella solo estaba tapada con una sábana blanca. Las ventanas estaban cerradas en su habitación y la gruesa y oscura cortina impedía el paso de la luz. La habitación estaba sumida en una penumbra casi tan oscura como la oscuridad.
La dulce mujer seguía en un plácido sueño, parecía que el más mínimo ruido la despertaría.     
 Su cuarto estaba desordenado, algunos libros, ropa sucia, papeles y tazas vacías en las que se había tomado una chocolatada. La puerta estaba abierta, el ruido proveniente de las otras habitaciones se escuchaban a la lejanía. Pero uno en particular. Uno se acercaba.
Cuando estuvo demasiada cerca, logró hacer que la hermosa muchacha, de cabellos castaños y piel pálida, se despertara alterada.
Al principio a la señorita le costó ver en la penumbra. Sin contar que hace milisegundos se había despertado.
Frente a ella había un hombre parado, con un pasamontañas negro, un suéter que combinaba y un jean azul. Parpadeó varias veces para terminar de verlo, se refregó los ojos y se quedó pasmada cuando pudo ver bien.
La estaba apuntando con un arma. Ella no tuvo ni tiempo de gritar que una bala se incrustó en su frente. Cayó sobre la cama mientras un manchón de sangre se expandía.
La mujer se estaba sumiendo en un profundo sueño, el de la muerte.
Se despertó en una pradera. Aún llevaba el pijama. Era un vestido sencillo que le quedaba demasiado corto y un short viejo. Así era ella. Desentonaba completamente con la pradera.
Un viento cálido y seco comenzó a soplar, el césped comenzó a moverse hacia donde el viento empujaba, se movía con violencia. Como si el cálido viento hubiese arrasado con toda la humedad del lugar, el pasto comenzó a secarse, a tornarse amarillento. Ahora la hermosa pradera se encontraba seca y calurosa.
El viento se detuvo, pero el calor no cesó. Tal vez fue por las altas temperaturas, o el sol que azotaba sobre el pasto seco. Pero todo comenzó a arder en llamas.
El fuego se desataba y avanzaba a espaldas de la muchacha que ya había comenzado a correr. Una nube de humo negro tapó el cielo cubriéndolo todo de oscuridad. 
La muchacha ya no sabía hacia donde huir, la oscuridad no le permitía ver hacía adelante. De pronto las llamas comenzaron a acercarse y a iluminarlo todo, ya estaba rodeada.
Se tiró al suelo y comenzó a gritar, para salir de esa pesadilla, de esa no-realidad.
Si ya estaba muerta ¿Volvería a morir? ¿Se iría al infierno al ser atrapada por las llamas?
Por causas no naturales, de las nubes de humo comenzaron a caer gotas. Comenzó a llover.
Lentamente, mientras las nubes se condensaban, iban desapareciendo dejando que rayos de luz se filtraran a través de ellas. Mientras que las llamas iban extinguiendo.
Era un milagro, se había salvado. En minutos las nubes habían desaparecido, las llamas se habían apagado y todo quedó como antes. Claro que la hermosa pradera ahora estaba arrasada, pero al menos había una mínima sensación de paz.
Siguió caminando, recto. Sin ningún destino.

Caminó durante bastante tiempo. Hasta que llegó a un hermoso árbol, gigantesco. A medida que se había alejado de la zona de las llamas, la flora se veía más viva.
Bajo el árbol había alguien, parecía estar esperándola. Parecía impacientado.
Cuando ella por fin llego al pie del árbol junto al hombre, el ambiente se llenó de incomodidad.
-Te esperé demasiado- dijo sin ninguna expresión, con la voz seca. Como si no hubiese hablado durante mucho tiempo.- Es hora de que te enteres la verdad, es hora de que sepas que nada es como creías. No hay cielo, no hay infierno. Solo hay vida y hay muerte. Y la muerte no es lo que parece.
-No… no te entiendo- logró articular. No había oído su voz en mucho tiempo o al menos parecía que había pasado mucho tiempo. Eso la había sorprendido.
El viento seco y caluroso volvió a soplar, y a secar la vegetación otra vez. La muchacha cerró los ojos para cubrirse del viento que la golpeada directamente en el rostro.
Cuando cesó y pudo abrir los ojos, el hombre ya no era lo que era.
Su piel, se veía escamosa y verde. Su rostro se había estirado y  era mucho más alto.
-A dónde vas, traes destrucción.
El árbol también se secó, sus hojas cayeron y el tronco reseco pareció envejecer mil años.
A lo lejos el muro de llamas volvía a llegar. La mujer comenzó a correr desesperada, con el monstruo detrás de ella. Se movieron a tiempo justo cuando el tronco cayó desquebrajándose.
La tierra parecía temblar, las llamas los rodearon a ambos y las nubes de humo taparon el cielo. Una roca salió de debajo de la tierra, quebrando el suelo. En la punta de la piedra una espada  estaba apoyada en ella.
La piedra era pequeña, habría medido un metro y medio de altura cuanto mucho. Pero al haber salido de debajo de la tierra produjo un levantamiento.
Estaba justo en medio del círculo de llamas, a la misma distancia de la mujer que del hombre. Ella no lo dudo  y salió corriendo hacia la espada. El humo parecía haber atontado al monstruo por lo que tardó en reaccionar. La mujer tomó la espada primero, se veía más pesada de lo que era.
Ni bien ella había tomado la espada se alejó de la piedra al tiempo en el que el monstruo cayó en ella de un salto. La piedra se había rajado. La bestia volvió a saltar, pero esta vez en dirección a ella.
Como un autoreflejo sacudió la espada de un lado al otro y la bestia terminó cortada al medio.
La mujer miró por última vez las nubes, algo le decía que no volvería a llover como antes. Tal vez lo de antes solo fue para que apresurara el paso y llegara más rápido con el hombre-monstruo.

Inmediatamente, luego de mutilar al monstruo, lanzó la espada lejos de ella, se miró las manos. Estaban manchadas en sangre, no literalmente. El calor y el humo la estaban sofocando.
La roca se partió y se hundió en la tierra, dejando un hueco. Un hueco del cual una hermosa sensación de frio salía. La mujer se acercó con delicadeza. Había una escalera que bajaba y se perdía en la oscuridad. Gritos de pena y de dolor se oían en las profundidades.  ¿Pero que podía hacer ella? Era su única salida.
Antes de bajar se preguntó si sería ese el infierno. Ella siempre se imaginó al infierno frio. Un frio que te quema, algo raro. Se preguntó si tal vez no debió haber matado al monstruo y si de no haberlo hecho tal vez si hubiese ido al cielo. Pero las palabras del monstruo volvieron a su cabeza “No hay cielo, no hay infierno”.
Con estas últimas palabras resonando una y otra vez en su mente bajó las escaleras con cuidado pero rápido.
Se vio obligada a apresurarse cuando las llamas comenzaron a bajar y las escaleras a derrumbarse detrás de ella. No querían que volviera.
Unos ruidos familiares se escucharon, ruidos que jamás olvidaría. Esos que había escuchado antes de morir, esos que la habían despertado de su placido sueño.
Pero los ruidos no la distrajeron, siguió bajando, cada vez más rápido. Las llamas ya habían dejado de seguirla, pero  las escaleras seguían cayéndose.
A los lados no parecía haber nada más que vacío, por lo que procuró no caerse. Cuando por fin llego al final se dio cuenta que no había nada. Solo otras tres escaleras apuntando a diferentes puntos. Y esas escaleras terminaron de caer junto con la otra, por la que ella había descendido.  Estaba parada en la nada misma. Oscuridad y frio.
Hasta que cayó. Comenzó a caer por un vacío que parecía no terminar jamás. Ella creyó que nunca terminaría de caer.
Hasta que despertó en su cama, con un ruido familiar que se venía acercando. Eso ya lo había vivido. Lo estaba viviendo otra vez. Era una mañana fresca, no hacía mucho calor.
Las ventanas estaban cerradas en su habitación y la gruesa y oscura cortina impedía el paso de la luz. La habitación estaba sumida en una penumbra casi tan oscura, como la oscuridad.
Aunque todavía no veía del todo bien, ya que recién se había despertado, se levantó y se hizo a un lado. Justo cuando el primer disparo salió despedido de la pistola del atacante.
Se lanzó sobre él y comenzaron un forcejeo. Pero el hombre era más fuerte.
Logró liberar el agarre de la mujer y dio un disparo rápido. Ese disparo fue a parar en el abdomen de la muchacha que cayó otra vez en la cama.
La cama comenzó a teñirse con un gran manchón de sangre. Mientras que la mujer se sumía en un profundo sueño. El de la muerte, otra vez.

Se despertó en una pradera y aún llevaba el pijama puesto. Tal vez iría por una tercer oportunidad.


-JULE

sábado, 18 de octubre de 2014

La Venganza, Un Arma Mortal

Camino descalza en un oscuro bosque, pensando en lo que estoy a punto de hacer. No quiero pasar el límite no quiero hacerlo, pero sino lo hago ella lo hará y ese será mi fin. Debo hacerlo, tengo que hacerlo.
En mís manos llevo un arma mortal, con restos de sangre seca de una persona inocente, le dije que no se interponga en mi camino que no valía la pena, pero él no me hizo caso y tuve que hacerlo, juro que no quería y me arrepiento de haberlo hecho, pero él la protegió y me traiciono al igual que ella, solo quiero encontrarla y hacerla pagar por lo que me hizo.
Me arden las heridas que me dejo el forcejeo con esa victima, en un instante siento algo punzante a la altura de la cadera, veo que comienzo a sangrar y mi remera blanca comienza a teñirse de un rojo intenso, tenia un profundo corte, coloco mi mano sobre la herida y la presiono, me duele pero aun así lo hago con mas fuerza, solo para sentir un dolor que duela mas que una traición y solo quiero asegurar que lo hago esto para que no salga a la luz una oscura revelación que jamas debe ser contada. He perdido mucha sangre y empiezo a cerrar los ojos poco a poco, pierdo el conocimiento y me hundo en un sueño profundo del cual no sé si voy a despertar.
Abro mis ojos al oír un ruido, estaba junto a un arroyo.
En ese momento la veo, era ella, al fin.
Espero solo un instante y camino hacia ella que me observa con cierto temor en su rostro, le clavo la mirada tan fijamente y fría, con tanto odio y rencor que ya nada importa, ni ella, ni mi victima, ni yo, ni mi insignificante vida, solo mi venganza.
Me lanzó sobre ella y me doy cuenta de que no hace nada para moverse y evitar mi impacto, caigo sobre la tierra y las hojas secas tratando de pensar que sucedió. No caí sobre ella y mucho menos le hice daño.
La atravesé.
Intento darle una cuchillada pero no hago mas que hacerla retroceder sin ningún rasguño.
La observo y ella me devuelve una mirada con terror, bajo la vista y me pregunto a mi misma porque no puedo hacerlo.
Cuando me vuelvo para mirarla, ella sale corriendo veloz y sin detenerse veo que tropieza y se reincorpora, trato de correr detrás de ella pero mis piernas no responden.
Ella no es humana.
Es físicamente imposible traspasar a una persona, pero aun así lo hice, sentí una punzada de vuelta en el mismo lugar pero cuando observe mi herida me quede estupefacta.
Ya no sangraba, ya no dolía, ya no existia.
No comprendo que es lo que esta pasando, estoy confundida. Me di la vuelta y comencé a caminar devuelta hacia el arroyo. Allí llegue a divisar un cuerpo, su cabello era oscuro y vestía ropas blancas pero estaban teñidas de sangre e iba descalza, me acerque un poco mas y con terror la reconocí.
Al verla se me corto la respiración, como no me había dado cuenta antes.
En ese momento me di cuenta que no era ella la que no pertenecía a este mundo.
Era yo.

Atte. Brenda.

martes, 14 de octubre de 2014

Oscuridad

La tormenta se avecinaba, lo único que veía era la titilante luz de una vieja farola. No sabía como había llegado allí, solo sabía que quería escapar del mundo, quedarme sola por un momento, así que había corrido lejos al salir del colegio y había corrido hasta que el Sol se escondió. Ahora me encontraba sola en un barrio abandonado, caminando por aquella sombría calle. Seguí hasta que la vi, la enorme gata negra que alimentaba mis peores pesadillas. Me dí la vuelta y aligeré mi paso, pero no sabía donde me había metido, no podía encontrar la salida de aquel barrio fantasma. La desesperación inundó por completo mi cuerpo, sentí el sudor frío recorrer mi frente, mi pulso se aceleraba a cada paso que daba, algo me decía que nada terminaría bien. De repente, sentí un dolor agudo en la nuca, me dí la vuelta algo atontada por el golpe y alcancé a ver a una hermosa mujer de ojos felinos, cabello y ropa negra, sostenía una roca de gran tamaño, ella tenía un destello de malicia en la mirada y una sonrisa traviesa de dientes puntiagudos cruzaba por su cara. Caí sobre la calle, estaba apoyada sobre mis manos y rodillas, la miré por última vez antes de que todo se volviera silencioso de repente. Oscuridad, eso fue lo último que vi, completa y vacía oscuridad.


lunes, 13 de octubre de 2014

Cansada

Estaba cansada, de todo. De los falsos amigos que nunca estaban ahí, lo único que hacían era decirme cosas horribles. Cansada de que las personas a las que realmente quería estuvieran tan lejos que no las podía ni abrazar. Cansada de intentar salir con un chico al que parecía no importarle ni un poco. Cansada de una madre para la que nunca era suficientemente buena. Cansada de ser el bicho raro del aula. Cansada de que los libros y la escritura fueran mi único refugio en este mundo de las personas horribles que lo habitaban. Y en ese momento, cuando me di cuenta de que nadie iba a estar ahí para mi, me di cuenta de que tengo que cuidarme sola, de que no soy tan débil como pienso, de que siempre, por mas fuerte que me derrumbe, me levanto sola. No necesito a toda esa gente, pero me da miedo quedarme sola, me da miedo que mis amigos no sean mis amigos, por más que sepa que es cierto, me da miedo que el chico con el que me he encariñado me deje sola también, por más que sepa que es inevitable, cansada de ser la oveja negra de la familia, aunque eso tampoco fuera a cambiar. Últimamente parece no importarme, pero en realidad si lo hace, todas esas cosas lastiman. Mi idea es buscar una solución, seguir adelante o acabar con todo. Es una decisión que voy a llevar a cabo en los próximos días y nadie me va a convencer de lo contrario. Me cansé de las palabras de ayuda de siempre, prometiendo que todo va a cambiar, que todo va a ser mejor, promesas vacías como las personas que las hacen. Si esto sigue así, si no obtengo respuestas pronto, si él no me dice que quiere conmigo, si mis amigos no dejan de ser así de forros, probablemente termine con todo esto. De todos modos, ¿a quien le puede llegar a importar si me voy?


sábado, 11 de octubre de 2014

Hola mi nombre es Ariel.

Hola mi nombre es Ariel, tengo 18 años aunque no parezca , madurar es para frutas así  que no me jodan en fin. Vivo en mi casa, me gusta todo tipo de música siempre y cuando suene bien. He escuchado desde jazz hasta lo que se les pueda ocurrir . Me gusta la lectura realista con mucho drama, no soy de leer del mucho y aveces me fumo un pucho,  okey una rima para joder así soy yo. AMO las matemáticas jeje soy raro ¿y?

viernes, 10 de octubre de 2014

¡¡¡Hola!!! Soy Brenda.

Hola !!! Soy Brenda, algunos me dicen Bren, tengo 15 años y nací el 30 de agosto de 1999.
He escrito algunas historias, poemas y algunos ensayos, hace poco empece a escribir una novela y espero poder escribir muchas mas. Con respecto a la lectura me gusta mucho la Ciencia Ficción y tambien lo realista aunque leo de todo un poco, mis sagas favoritas son The Maze Runner, Hush Hush, Percy Jackson y me gusta mucho la novela Bajo la Misma Estrella, por el lado de la música me gusta mucho The Vamps, 5 Seconds Of Summer, McFly y Evanescence, son unas de las muchas bandas que escucho y que amo, creo que con eso me conocen lo suficiente y espero que les gusten mis relatos porque siempre los hago con la mejor onda :)
Saludos !!!
Y bienvenidos.

Hola, Soy Matyas (con Y porque esta en ruso amigos).

Hola amigos, me llamo Matyas Miguel Ángel Benjamín, pero pueden decirme Taka, o Hechi, como les guste. Tengo 16 años y lo único que tienen que saber de mí, es que nací bajo la constelación de Sagitario, pero soy de Cáncer. Cumplo los años el 18 de diciembre pero los festejo el 18 de diciembre. Me encanta escribir, leer, leer mangas, dibujar, pintar, mirar anime, correr, saltar, gritar, llorar, matar, etc. Lo normal.
Mis géneros de novelas favoritos son los siguientes y en ese orden: Fantasía, fantasía urbana, utópicas, distópicas, ciencia ficción, realismo mágico, terror, aventuras, novelas negras, policíacas, históricas, ucrónicas y eróticas,
Soy un chico a veces divertidos, a veces depresivo. Padezco de TA (Trastorno Afectivo), sufro de depresión, tengo hipnofobia (miedo al sueño o a conciliar el sueño) y onirofobia(miedo a los sueños). Me toma las cosas importantes a la ligera y pues en mi corta vida experimente más de lo que debía y por ende estoy acá. Fin.

Hola, soy Agustina.

Hola :) Mi nombre es agustina, aunque prefiero que me digan Agus. Vivo en La Pampa, Argentina. Nací el 3 de Junio del 2000. Tengo 14 años y me gusta mucho leer de todo un poco y escribir. Me gustan las novelas románticas, las tragedias y la ciencia ficción, pero sobre todo, los hombres lobos (raro, ¿no?).
He escrito ensayos, algunos cuentos cortos y estoy intentando escribir un libro. Mi firma aquí será Banshee, por todo esto de los hombres lobos y las criaturas sobre naturales. En cuanto a música, me gusta escuchar electrónica, pop, rock y algo de indie. Mis bandas favoritas son Imagine Dragons y 5 Seconds Of Summer. Tengo cierta obsesión por los bateristas, aunque yo solo sepa tocar órgano/piano. Me gustan mucho las series, soy bastante antisocial y un poco depresiva.
Bienvenidos a mi mundo.